jueves, marzo 21, 2013

Danza de dragones

Ficha técnica: 
Danza de dragones (Canción de Hielo y Fuego, 5)
George R. R. Martin; traducido por Cristina Macía
Ed. Gigamesh, S.L., 2012.
1165 p; 21 cm
978-84-96208-87-2


 

Sinópsis:
Después de una colosal batalla, el futuro de los Siete Reinos pende de un hilo, acuciado por nuevas amenazas que emergen de todos los rincones y en todas direcciones. En el Este, Daenerys Targaryen, el último eslabón de la Casa Targaryen, gobierna con sus tres dragones como la reina de una ciudad construida sobre el polvo y la muerte. Pero Daenerys tienes miles de enemigos, y muchos se han propuesto dar con ella. A medida que ellos la buscan, un joven emprende su propio camino hacia la reina, con un objetivo diametralmente distinto… Tyrion Lannister también se dirige hacia Daenerys mientras escapa de Poniente, donde le han puesto precio a su cabeza. Sus nuevos aliados en esta huida, no obstante, no son los malhechores que aparentan ser, y entre ellos se encuentra aquel que podría impedir que Daenerys se haga del control de Poniente para siempre. Mientras tanto, al norte se halla el colosal muro de hielo y piedra: una estructura tan fuerte como aquellos que la resguardan. Allí, Jon Nieve, lord comandante 998 de la Guardia de los Hombres de la Noche, enfrentará el más grande de sus retos: sus más acérrimos enemigos no sólo forman parte de la Guardia que dirige, sino que se extienden a la tenebrosa tierra de las criaturas de hielo. De todos los rincones, enconados conflictos cobran nuevos bríos, traiciones íntimas se perpetran y un gran elenco de proscritos y sacerdotes, soldados y criaturas camaleónicas, nobles y esclavos, enfrentarán obstáculos en apariencia insuperables. Algunos fracasarán, otros crecerán en la fuerza de la oscuridad. Pero en tiempos de agitación in crescendo, los hilos del destino y la política arrastrarán a los personajes y al lector, inevitablemente, a la más espectacular de las danzas. 

Fragmento:
"Aquellos a quienes llamáis los hijos del bosque tienen los ojos dorados como el sol, pero una vez cada mucho tiempo nace uno con los ojos rojos como la sangre, o verdes como el musgo que cubre los árboles en el corazón del bosque. Son señales con las que los dioses marcan a los elegidos para recibir el don. No son muy robustos, y sus años de vida en la tierra son pocos, ya que cada canción debe tener su propio equilibro. Pero cuando se unen con la madera duran mucho tiempo. Mil ojos, cien pieles y una sabiduría profunda como las raíces de los antiguos árboles..."

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